viernes, 4 de febrero de 2011

CONSEJOS DE LA COMUNIDAD DE MORENO

Historia de un comienzo

Era, recuerdo, un mediodía de invierno de 1986...los tres amigos salíamos de la ciudad de Moreno en un citroën que se desplazaba por Nemesio Álvarez rumbo a los barrios de Cuartel V, lugar donde las necesidades eran y siguen siendo, muchas. Veníamos de una reunión política y en nuestra conversación seguían dando vueltas un montón de preguntas:

-¿Cómo haremos para democratizar la política?.

-¿Cómo haremos para que muchos tengan la palabra?

-¿Cómo haremos para generar un lugar de poder desde donde luchar por nuestros derechos?

-¿Cómo haremos para no ser carro de nadie, y si autoridad de nosotros mismos?

-¿Cuál es la formación que necesitamos para crear esa autonomía y esa autoridad?

-¿Cómo promovemos una actividad que convoque a muchos?....

-¿Cómo logramos interesar –y entusiasmar- a muchos en el trabajo común?

El Mundo se conmovía con la caída del Kremlin y la URSS, Gorvachov promovía la Perestroika, Busch padre lideraba a EEUU; en Argentina recién salíamos del Juicio a los comandantes del proceso militar, y gobernaba Alfonsin. En Moreno había caído el intendente Ibáñez, y Coco Lombardi asumía la conducción del Municipio.

Y nosotros en el citroen íbamos pensando...

El desafío que queríamos proponernos era generar una autoridad colectiva social, que pudiera reflexionar y elaborar ideas propias, de cada localidad, y luego llevarlas a la acción, pero no de la mano de una persona, de un solo dirigente, sino como resultado del trabajo interesado de muchos...Ni siquiera era que queríamos que la comunidad, o el barrio, fuera conducido por cuatro o cinco sabios, aunque tuvieran buena voluntad. Queríamos, pensábamos y trabajamos para encontrar la manera de que cada vez hubiera una actitud mas sabia en la mayoría de los vecinos. Una actitud autónoma, creativa, democrática, participativa y tendiente a la unidad.Y entendíamos que esa actitud liberadora no podía tomar forma sino en el mismo espacio popular.

Eso fue el Consejo de la Comunidad de Cuartel V.

Un espacio para pensar y hacer lo que necesitábamos todos. Que iba tomando forma.

Pero las necesidades eran muchas, y las respuestas desde las instituciones muchas veces no cubrían esas necesidades. Por lo tanto había que pensar en los recursos existentes, conocidos, aceptados, y en otros nuevos, que teníamos que inventar, o descubrir, animarnos incluso a lo inaceptado. Necesitábamos, además que nuestra característica fuera el entusiasmo, y para eso teníamos que aprender a reconocer, no solo conocer, a cada persona, a cada uno en su particular valor. Que nadie se sintiera mas que nadie. Y teníamos también que lograr una pluralidad importante, una unidad mas allá de la diversidad cultural o partidaria, y ahí apareció nuestro lema “Todo nos Une”.

Porque, decíamos, las carencias nos unen a todos. El barro también nos une.

Aquel Consejo de la Comunidad de Cuartel V hizo historia en Moreno. Los barrios obtenían el equipamiento comunitario que hacía falta (escuelas, delegación municipal, asfaltos y mejorados, ambulancias, atención primaria, tierra propia, transporte comunitario, etc.) desde la reflexión y el trabajo autónomo de toda la comunidad. En la memoria colectiva ha quedado el recuerdo de un espíritu especial, que hasta el día de hoy conmueve a los que lo vivieron. Porque a pesar de que han pasado algunos años desde aquella vivencia, hoy sigue vigente esa necesidad de autoridad autónoma y colectiva; de una conciencia de todos que piense en Moreno, desde nosotros, con nuestra imaginación y desde nuestras necesidades.

Somos “el soberano”. Como pueblo somos quien debe discutir los actos del poder publico delegado, elegir, decidir, evaluar a sus representantes, proponer, instruir, desaconsejar, aprobar. La democracia representativa no debe implicar dejar de lado nuestro cuidado y control de esa representación, y sobre todo debe construir la posibilidad de estar presente institucionalmente, en condiciones de ser consultada y manifestada. Esa porción de poder debe siempre permanecer en manos del pueblo.

Podemos reunirnos en Consejos de la Comunidad que discutan las medidas que necesitamos, las cuestiones publicas que nos interesan, y al mismo tiempo que construyan institucionalidad desde una vocación instituyente. Quiero decir, que den carácter institucional al espíritu publico de la comunidad.

Si no lo hacemos, porque delegamos la totalidad del poder en nuestros representantes, o por “prudencia”... o mera indolencia, habremos abdicado de nuestra “corona” soberana, a favor de personas que no necesariamente actuarán impregnadas de fervor social y compromiso por nuestros indelegables intereses colectivos.

Juan Ricci