jueves, 25 de marzo de 2010

EL SOFTWRE LIBRE Y LA ECONOMIA SOCIAL (para mis amigos cooperativistas del S Libre)

La economía social es ruptura creativa. No puede ser economía social la continuidad de las practicas capitalistas bajo formas cooperativas. Si, lo aceptamos como dato de la realidad y de estos tiempos, como conflicto, como hipótesis de trabajo....bajo el titulo de investigación : “por que se desvirtúan las organizaciones de la economía social”....pero no podemos aceptarlo como horizonte de nuestros objetivos. No podemos tomar como economía social la unión de empresas cuya lógica es la ganancia y su desarrollo se basa en la acumulación. La economía social debe ser otra manera de producir, otra manera de vincularnos entre nosotros, se trata de otra calidad de nuestros vínculos intersubjetivos. Todo nuestro trabajo de reproducción de la vida, que incluye la producción de trabajo material o simbólico y nuestras relaciones, constituye un trabajo humano integrado que nos interesa como subjetividad, como practicas intersubjetivas. Así construye el hombre la realidad, pero la realidad que quiere construir la economía social es una realidad que potencia la satisfacción de los deseos personales y sociales de nuestra comunidad.
La construcción de otra realidad demanda un fino trabajo que por lo menos tiene dos momentos, el de la politización y el de construcción de conciencia.
Politización....arte de conquistar nuevos significados y nuevos derechos, como intervención instituyente, o como actividad explicita y lucida de construcción de instituciones socialmente deseables[1].
Politización, como proceso critico de la historia, es decir análisis reflexivo de cómo ha incidido la historia en nosotros, para desarrollar estrategias mas claras y mas precisas de lo que queremos y deseamos, de cómo cambiamos la historia.
Politizacion que implica sostener una etica en medio de la creación.
Pero aquí ya estamos en el otro campo, en el de la conciencia.
Politización que construye conciencia, y su correlato colectivo que es la ideología. Inmersos en una realidad irrigada por una hegemónica concepción del mundo, que cuenta con una estructura ideológica de medios, instituciones, organizaciones y aparatos culturales y coercitivos sustentados en valores y principios.
Europa nos recoloniza después de 1492, mediante dos relatos: el del todo binario y el del todo funcional. Por el primero, la realidad es polar, la sociedad dividida en dos, confrontativa, moral. Bien, mal, revolución. Siempre un polo está por encima del otro. Esta polaridad ocupa toda la realidad. Siempre hay alguien, sacerdote, científico, político, país o sociedad mas avanzada, que pueden establecer un juicio, decirnos para donde se debe andar. Nosotros, desde el subdesarrollo, debíamos mirar a los países desarrollados. Pero también, las organizaciones populares de nuestras sociedades debían mimetizarse con pautas de funcionamiento que respondan a categorías de eficiencia y utilidad, afines al discurso hegemónico. Desde esta recolonización se prepara el camino para la conversión de lo que esta afuera del todo, en otra parte del mismo todo. Por ahí vamos a la homogenización de todo.
El otro relato es el del todo funcional, también funcional al primer relato: todo debe ser eficiente, hábil para la producción, útil, en el sentido productivo. Queda claro por esta vía la desvalorización de los afectos y de la sensibilidad, es decir de lo que hace humano al humano.
Entre estos dos relatos, bipolaridad y funcionalismo instrumental, la crisis actual. Crisis, donde lo viejo ya no nos sirve, y lo nuevo aun no nació. Crisis de alienación, donde el malestar es la incapacidad de ser. Precariedad no solo laboral, sino también del ser. Malestar que se va constituyendo en una verdadera cuestión social, vivir a medias, sentir a medias. Pero malestar que ocupa el lugar que tendría que ocupar la autonomía, es decir, lo nuestro.
Mi pan lo comí entre batalla y batalla. Entre asesinos dormí, hice el amor sin prestarle mucha atención, y contemple la naturaleza con impaciencia. Así pasé el tiempo que me fue concedido en la tierra. (B. Brecht)

De modo que la economía social como ruptura creativa, significa saltar el cerco de los principios y valores que sostienen perversamente un orden de cosas que no nos conviene. Y avanzar hacia lo que queremos, hacia la construcción de una realidad que nos conviene, que creamos por decisión política y por conciencia.
Los procesos de subjetivación es decir las diversas maneras por las cuales los individuos y las colectividades se constituyen como sujetos, y constituyen al sujeto colectivo “solo valen en la medida en que, cuando acontecen escapan a los saberes constituidos y los poderes dominantes”, decía Deleuze.
Eso es lo político.
Irrigar la vida con creación.
El hombre es esencialmente pluralidad, no individualidad. Como tal, la suprema acción humana es la colectiva, y esto es la política. La política es la presencia de lo nuevo, que eso es también la característica del hombre: siempre la innovación. Siempre saltando cercos de contención. Siempre la creación.

El SL conjuga elementos muy caros a la ec social: la libertad, la creación, la heterogeneidad, la solidaridad, el juego y la memoria. Todo el Sl se basa en rescatar el conocimiento anterior, y sobre ese, construir un nuevo conocimiento. Es un claro síntoma de lo nuevo. Parece que se abandona un paradigma, el de la visión polar, total, homogénea, seriada, universal, desterritorializada. Hacia una visión del mundo con cabida para todas las luces, porque no hay un solo color puro, sino que todos lo son. Con voluntad de religar, a las personas, al pensamiento y la acción, a la historia y el presente mediante la memoria, a la conciencia y la política, y a la política con la realidad. Sin confrontación ni represión y el trabajo como juego.

PROPUESTA: La complejidad de la nueva realidad hace que no alcance con la mera individualidad. Se requiere articular muchos elementos de manera simultanea. Un nuevo concepto de progreso centrado en las practicas y no solo en la tecnología. EL GRUPO como nueva intelectualidad. Nueva intelectualidad inventora de nuevos caminos, de nuevas vías. El grupo como nueva institucionalidad, capaz de expandir y sostener una nueva manera de ser. Grupo que trabaja la ideología como proceso, no como algo a alcanzar, sino como proceso de conciencia que va informando, es decir dando nueva forma al mismo grupo, a partir de nuevas relaciones humanas. Grupo que desarrolla potencias, que no busca el poder afuera sino que se propone un desarrollo basado en la conciencia del propio poder. Grupo que se propone religar a las personas, al pensamiento y la acción, a la historia con el presente, a la política con la realidad. Grupo que se propone crear un espíritu, que anima, que pone animo y entusiasma. Grupo que es inteligencia y conciencia colectiva. Con afecto, Juan
[1] Castoriadis, Cornelius: “La democracia como procedimiento y como régimen”, en “La strategia democratica nella società che cambia” Ed. Datanews, Via S. Erasmo 15, 00184 Roma, mayo 1995. http://www.inisoc.org/Castor.htm

No hay comentarios:

Publicar un comentario