lunes, 4 de mayo de 2009

DE NOCHE


Abismado en la noche.
Tal como a veces inclina uno la cabeza para reflexionar, así, estar completamente abismado en la noche. Todo en derredor duermen los hombres.
Una pequeña comedia, un inocente autoengaño, es eso de que duermen en camas sólidas, bajo un techo seguro, estirados o encogidos sobre colchones, debajo de mantas; en realidad se ha reunido, como una vez aquel entonces, y como después, en un paraje desierto, acampado al aire libre, un numero incalculable de seres humanos, un ejercito, un pueblo, bajo un cielo frío, sobre tierra fría, echados al suelo en el mimo lugar donde antes estuvieron de pié, la frente apretada contra el brazo, la cara hacia el suelo, respirando tranquilamente.
Y tú velas; eres uno de los vigías. Agitando un tizón que has tomado del montón de ramas fraccionadas que hay a tu lado, descubres al vigía más próximo.
Alguien tiene que velar; eso es así. Alguien tiene que estar ahí.

Franz Kafka, Relatos Póstumos II. Cap 18.

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