viernes, 1 de mayo de 2009

sobre un nuevo espacio publico


SOBRE LA NECESIDAD DE CREAR NUEVOS ESPACIOS PUBLICOS

“La actividad de la pluralidad humana es la acción política, que viene a ser la acción humana por excelencia”. Hannah Arendt

Lunes 20 de abril, a las dos de la tarde en la Universidad de General Sarmiento: obreros construyendo nuevas aulas, muchos de ellos jóvenes, pibes de entre 20 y 30 años, algunos preparando la mezcla, otros haciendo pozos para las columnas de los cimientos. Alrededor, la usual multitud de jóvenes estudiantes, chicos y chicas que van y vienen, de mas o menos la misma edad de los obreros. Y casi la misma clase social. Pero unos estudiando y otros trabajando. Unos construyendo prestigio y otros construyendo (lo que vivirán como) la base de su desprestigio. Me pregunto, ¿Qué pensarán en este momento esos muchachos obreros de los muchachos estudiantes?. Algunas caras, observé, expresaban claramente, cuando se detenían a mirar el entorno entre palada y palada: ¿por qué yo aquí y ellos allá?. Por qué no soy yo un estudiante también, con mis libros abajo del brazo?. Y, me imagino la rápida respuesta que aparecerá en su mente: porque yo no puedo, no me da la cabeza, no es lo mío, lo mío es trabajar.
Pero ¿cual sería la manera de salir de ese pensamiento del no puedo hacia el yo puedo? ¿Como puede encontrar la verdadera razón de su condición, o de su situación actual, y la posibilidad de revertirla? Solo si pone en duda los conceptos que le aparecen como naturales. Me refiero a todo eso que él dice, y que para él se cae de maduro: “yo no puedo, no es lo mío, no me da la cabeza”. Y también: “las cosas están bien así”.
Pero eso no es fácil. Poner en duda cosas que aparecen como tan naturales, no es tarea para uno solo. Debería –en realidad- crear un grupo para dialogar, para generar un flujo de ideas puestas en común que le permitan ir develando su historicidad, es decir, el proceso por el cual se fueron construyendo esas ideas y esos conceptos que, ahora, aparecen como naturales, y en realidad tuvieron un devenir histórico.
¿Es posible que lo haga?
La sociedad capitalista neo liberal instaló entre otros el mito de la tolerancia: El liberalismo –se dice- soporta o tolera cualquier cosa. En EEUU es posible andar por las calles con cualquier indumentaria. Nadie lo toma en cuenta, es la tierra de la libertad. Pero eso es un mito, y mito es algo que aparece como natural, y en realidad ha sido fabricado. Y ya sabemos como son las fabricas de mitos, su maquina mas importante es el poder. El mito de la libertad y la tolerancia de la multipluralidad es un mito, porque el capitalismo neoliberal no está dispuesto a aceptar cualquier manera de ser y de actuar, diversa. No es tolerante; mas bien pretende hacer homogénea a la sociedad, (la famosa campaña por el pensamiento único), y para eso “destierra sistemáticamente concepciones enteras, modos de pensar y de ver al mundo que se consideran simplemente fuera de la realidad, fuera de lo pensable” (Kaplún, 2009). Quiere naturalizar su manera de ver las cosas. Quiere que su manera de ver aparezca como la única verdadera manera de ver.
Si alcanzara a develar esta situación de historicidad, y no de naturalidad, el joven obrero de la construcción en la universidad de Gral Sarmiento puede aún llegar a sentir indignación. La misma que puede sentir uno, al develar las finas tramas construidas para apresar, para silenciar, para impotencializar. Sin embargo la indignación es una salida privatizada de la política. Esa indignación es la que a veces transforma a las personas en “morales”. En reservas morales, ya que por el lado bueno también se le puede seguir haciendo el juego a los intereses del poder que deshumaniza. Porque la indignación no implica diálogo, ni soporta alteración. La indignación quiere mantenerse tal cual es, igual a si misma, pura. Es apenas un fuego interior que no quiere propagarse. Y si se propagara lo haría de individualidad en individualidad, nunca colectivamente. Y en ese sentido niega la politicidad, no quiere echarse al ruedo de lo público donde puede ser transformada.
La politización sin embargo, pretende establecer espacios de dialogo, interactuantes, donde se pone en común el problema y la necesidad, y sobre todo sus causas, y también las maneras de solucionarlo, que pueden ser varias, y a veces por supuesto llegar a contradecir la racionalidad homogénea. Pero para alcanzar esa diferenciación, el dialogo requerirá información, porque necesito historizar para develar. Y mas tarde aparecerá la necesidad de actuar, de llevar a la práctica lo pensado y verbalizado, se requerirá organización. Y todo esto deberá haber sido construido autónomamente, es decir, con distancia respecto de los caminos, practicas, teorías, conocidas o establecidas. No aboliéndolas. No negándolas. Simplemente ahora ellas ya no conducen, porque la coordinación emana de nosotros.
De esa manera puede definirse un nuevo espacio público, no privado, donde prima la historicidad, la interacción, y el dialogo, como puesta en común de las cosas privadas. La politización es un proceso abierto de participación que implica diálogo, información, interactuación y acción, en un proceso que va de lo privado a lo público. Politizarse exige aceptar la premisa de que si quiero modificar, si pretendo que las cosas cambien, yo también debo cambiar.
Y en este sentido, la acción política, como expresión de la pluralidad humana, viene a ser la acción humana por excelencia.
La foto es de la obra "El Pensador" de Rodin.

21 de abril de 2009

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